El
día en que nació Iván Vasílievich, el cielo estaba gris y una
gran tempestad azotaba la ciudad de Kolómenskoye, situada en la
colina que mira el río Moscova desde su margen derecho. A pesar de
ser pleno verano, aquel 28 de agosto del año 1530, el temporal fue
interpretado como un mal augurio para el hijo de Basilio III de
Moscú, Gran Príncipe de Moscovia, y Elena Vasílievna Glínskaya.
Pocos años pasarían antes de que aquellos vaticinios se cumpliesen.
Iván IV ha sido merecedor de su apodo de el Duro, el Severo, o como
se le conocerá más tarde en diferentes lugares, el Terrible, desde
que fue muy pequeño. Su infancia se vio marcada por catastróficos
acontecimientos que provocarían que el primer zar de Rusia se
convirtiera en un personaje de lo más despiadado.
Tsar Ivan The Terrible. Vasnetsov. 1897 |
Entre
los años 1475 y 1479, durante el reinado de Iván III, en pleno
centro de Moscú se construyó la Catedral de la Dormición bajo las
órdenes del arquitecto boloñés Aristotele Fioravanti. Paseo ahora
entre sus blancos muros de piedra labrada, admirando los bellos
frescos que decoran las paredes desde que a principios de este siglo
los mejores artistas los plasmaran. Hoy es 16 de enero del año 1547,
y aquí Iván IV recibirá un título que hasta ahora nadie ha
ostentado. Hoy va a ser nombrado zar de Moscovia, lo que podríamos
entender como rey de toda Rusia.
Fotograma de la película Iván el Terrible, primera parte. 1944 |
Interesante
pregunta. Zar viene a ser como el césar de la Antigua Roma. El
soberano, el más importante líder por encima del cual nadie hay, y
quien a nadie rinde tributo. Y no es casualidad que le explique a
este fulano el término haciendo alusión al título de césar,
puesto que como tal quiere considerarse el nuevo monarca. Desde que
era pequeño, Iván ha recibido las enseñanzas, y junto a ellas las
influencias, del obispo Macario de Moscú. El tal Macario comenzó
por ser el profesor de retórica del joven Iván, y ha acabado por
influenciarle hasta el punto de que esto de los zares viene más que
nada por su teoría de que, según un árbol genealógico que dice
haber estudiado, el Terrible desciende de los césares romanos. El
nombramiento de hoy será un importante paso hacia su objetivo de que
Iván IV se convierta en el señor de un nuevo imperio, el ruso. Poco
le hará falta a Iván el Terrible para que le alienten a comenzar
una agresiva política expansionista en la que dará rienda suelta a
sus crueles métodos para llevar a cabo su gestión. Salgo al
exterior cruzando una de las puertas coronadas por su arquivolta,
subiéndome el cuello de mi kozhuj, un abrigo de piel de oveja
largo hasta los pies sin el que me sería imposible siquiera salir a
la gélida calle. Observo la arcada que recorre las fachadas sur,
oeste y norte de la catedral, mediante una franja de pequeñas
columnas situada a media altura. Esquivo a las muchas personas que
recorren esta céntrica plaza, para poder alejarme un poco y
contemplar el templo desde más lejos, pues merece la pena disfrutar
de la estampa de la mayor catedral de esta época. Se trata de un
imponente edificio de seis columnas con cinco ábsides y en el que
destacan como principales protagonistas sus cinco cúpulas doradas,
simbolizando a Jesucristo y a los cuatro evangelistas, modelo que
será imitado en muchas iglesias de Rusia. No es de extrañar que
este sea el lugar que, al igual que hoy ha hecho el primero,
escogerán el resto de zares para su coronación. Sin duda es una maravilla.
Veo
cómo por los alrededores se mueven varios grupos de hombres
ataviados con largas pellizas de brocado, y esos enormes gorros de
pelo que tanto molan, si no fuera por la cantidad de pobres martas
cibelinas que seguramente sean sacrificadas sólo para servir de
abrigo a esas cabezas de las que cuelgan largas barbas. Son los
boyardos. Quizá los causantes de la crueldad que ha nacido en Iván
el Terrible, y a su vez objetivo de la misma, como ya ha demostrado
en varias ocasiones.
Iván
IV lleva siendo Príncipe de Moscovia desde que a los tres años de
edad muriese su padre, Basilio III. La regencia de su madre Elena no
duró más de cinco años, cuando estos clanes boyardos, sedientos de
poder, la envenenaron. La infancia del Terrible fue muy dura, marcada
en todo momento por el desprecio, las humillaciones y las amenazas de
los boyardos, quienes llegaron a recluirlo en lo más ponzoñoso de
uno de los palacios del kremlin, consiguiendo que viviera como un
auténtico mendigo, visitándolo únicamente cuando querían
divertirse pegándole somantas de hostias. Hay quien dice que fue
durante estos años cuando nacieron en él serias enfermedades
mentales. Fruto de las mismas, a medida que pasó el tiempo, Iván
fue recuperando su posición y dejándola clara por medio de castigos
y asesinatos en muchas ocasiones totalmente indiscriminados. Fue a la
edad de trece años cuando protagonizó el suceso que hasta ahora más
ha colaborado en la elección de su sobrenombre. Canalizó su cólera
contra los boyardos ordenando la ejecución de Andrei Shuisky, uno de
los líderes que escondía serios planes para derrocar al que hoy se
convertirá en primer zar. Los guardias reales sorprendieron una
tranquila noche al caudillo noble y lo apresaron, conduciéndolo a
golpes hasta un corral en el que una jauría de violentos perros
hambrientos poco tardaron en devorarlo vivo. Sería sólo el primero
de muchos boyardos ejecutados de atroces maneras.
Iván IV, el Terrible, pasará a la historia por su truculencia. Resulta curioso que a su vez también pueda decirse de este muchacho, hoy de diecisiete años, que es un joven culto, ávido lector y profundamente religioso. Cualidades, las de este primer zar de Rusia, que quedarán ensombrecidas por sus brutales decisiones. Pero eso es otra historia.
Iván IV, el Terrible, pasará a la historia por su truculencia. Resulta curioso que a su vez también pueda decirse de este muchacho, hoy de diecisiete años, que es un joven culto, ávido lector y profundamente religioso. Cualidades, las de este primer zar de Rusia, que quedarán ensombrecidas por sus brutales decisiones. Pero eso es otra historia.
Catedral de la Dormición. Moscú |
1. Huevos.
2. Fascinante.
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